Es imposible predecir cuál será la última voluntad de una persona, cómo decidirá repartir sus bienes y bajo qué condiciones; las formas de asumir el testamento son tantas que inclusive puede ser escrito a mano. Sin embargo, aun este tipo de testamento debe cumplir condiciones y una vez elaborado tiene que seguirse los pasos para la protocolización testamento ológrafo Burgos.
Aunque parezca un poco retrógrado es un estilo de testamento que aún es utilizado por muchas personas que piensan que su voluntad está más segura siendo plasmada con su propio puño y letra, y es una decisión válida legalmente.
Sin embargo, esto no lo convierte en un testamento informal, al contrario, al igual que otras modalidades, exige la protocolización y cumplir con los plazos establecidos en la ley.
Antes de su protocolización, es importante observar que haya sido redactado cumpliendo con los requisitos que le caracterizan, esto es: redactado por el testador de su puño y letra, que éste sea mayor de edad, señalar el día, mes y año en que se redactó y estar firmado por el testador.
Dicha firma además se colocará en los lugares donde se hayan cometido errores durante la redacción.
Consejos para la protocolización
La protocolización se lleva a cabo ante un notario, una vez que se tenga conocimiento de la muerte del testador, por lo cual, la persona que lo tenga en su poder dispone de 10 días y, en definitiva, existe un plazo de 5 años para que éste pueda ser presentado.
Por lo que la primera recomendación es no dejar pasar el tiempo para realizar las diligencias correspondientes.
Un testamento escrito a mano, si bien puede ser señal de seguridad, también se presta para ser manipulado. Por ello se recomienda poner especial atención a la adveración del mismo, que no es más que un procedimiento para demostrar su validez y que, en efecto, ha sido redactado por el testador.
Una vez realizado esto se puede formalizar con confianza la protocolización del mismo.
No olvide que para todo esto requiere de un abogado Getxo que le ayude en el cumplimiento de dichos trámites.
Si todo esto le parece complicado, puede optar por los otros tipos de testamento llamados abierto o cerrado, los cuales son formalmente llevados a una notaría para que tengan validez legal. El primero evidentemente, se conoce previamente su contenido, es el más recomendado, pues cualquier detalle puede ser resarcido de inmediato. El segundo se desconoce el contenido hasta una vez fallecido el testador, aquí se corre el riesgo de tener alguna incongruencia con lo estipulado en la ley, haciéndolo objeto de impugnación.
Solo resta insistir que cualquiera sea su decisión debe ser asesorado por un abogado.